Carlos Windsor, el príncipe de Gales, jamás se someterá a una prueba de paternidad. Sería demasiado humillante para él y para su segundo hijo. De paso, podría confirmar una pesadilla recurrente de la Corona británica: que Harry es hijo de James Hewitt, amante confeso de Lady Di a mediados y finales de los ochenta. Un test podría poner punto final a una especulación que parece será eterna, pero en medio de una semana que ha resultado nefasta para la monarquía, esta no puede darse el lujo de cambiar la historia oficial.
La familia real siempre había combatido el rumor aclarando que los Spencer han sido históricamente pelirrojos.
Una obra de teatro en el West End de Londres, en el Charing Cross Theatre, bastó para agitar el avispero.
Porque si bien la controversia no es nueva, no deja de sumar matices con el pasar de los años. Truth, Lies, Diana. In Their Own Words, escrita por el británico Jon Conway, abrió funciones el jueves pasado y, para bien o para mal, ha gozado de amplia publicidad gratuita por cuenta de las declaraciones que ha dado James Hewitt al respecto. En la obra, la revelación explosiva viene por cuenta del personaje de Hewitt, que dice a un periodista: “Diana y yo comenzamos nuestra relación más de un año antes de que Harry naciera. Eso no prueba que soy su padre. Es simplemente… la verdad incómoda”. La frase choca, pues contradice todas las versiones anteriores que Hewitt había dado a la prensa.
Así, con lo poco que se ha limitado a decir, el examante de Diana de Gales le ha creado un gran problema a la Corona británica. Afirmó que si bien no había visto la obra confiaba plenamente en Conway, y que el contenido de la misma retrata los hechos de manera fiel a la realidad. La obra se basa en diálogos de su autor con conocidos cercanos a Lady Di, documentos oficiales y una serie de libros dedicados a investigar la vida y muerte de la princesa de Gales.
Conway, escritor de la obra y actor en la misma interpretando al periodista que investiga sobre la muerte de Diana, y recibe la confesión de Hewitt, ha expresado que la frase del revuelo no debe tomarse como una confirmación de paternidad. Sin embargo, sí exige a la audiencia asumir la responsabilidad de sacar sus propias conclusiones. También explicó que la obra se alimentó de entrevistas con Hewitt y muchos otros conocidos de Lady Di, como Piers Morgan y Mohamed Al Fayed, que le confiaron detalles nunca antes expuestos al público. En un aparte de la obra, se asegura que Diana estaba embarazada cuando murió trágicamente en 1997.
A través de los años, Hewitt ha jugado con las fechas de su ‘amorío real’ de manera ambigua. En el pasado insistió en negar que era padre de Harry al afirmar que su affaire con Diana empezó en 1986, cuando el pequeño tenía 2 años de edad, pero otras veces dijo que le resultaba poco respetuoso revelar la fecha en la que la conoció. Por esto, para muchos observadores Hewitt no es más que un oportunista. Cuando se confirmó en 1994 que había sido amante de Lady Di, la prensa y población británica lo atacaron ferozmente y lo convirtieron en un personaje repudiado. Y muy poco ha cambiado. Hoy le cuestionan sus motivaciones, especialmente desde que negocios fallidos en Marbella le obligaran a regresar al Reino Unido el año pasado y mudarse a la casa de su madre en Devon, al suroeste de la isla.
Y detrás de todo está el aspecto físico, que en apariencia parece unir más a Harry con el exoficial del ejército que con el príncipe de Gales, y que mantendrá viva la llama de una duda que no habrá manera de solucionar científicamente. Los días felices para la monarquía, en que la imagen del príncipe Jorge marcaban el feliz inicio de la llamada ‘Era Middleton’, son ahora una memoria lejana. En 2015 solo se han divisado nubes negras sobre Buckingham.
Con información de Crítica
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